POEMAS DE LA
ALUCINACIÓN
TIERRAS DE ODIO NEGRO Y
SALVAJE
Eliad Jhosué Villarroel
Ayer presentí su
llegada, era como aletear en un síndrome catalítico, hurgué repetidamente en la
mirada de sus ojos claros y una lluvia de plenilunio trazó sensaciones firmes en el iris de la aurora, cuya
apresurada dibujó caminos de esperanzas en mis manos, una inspiración rozó
incólume el sistema nervioso, colapse, su bella indumentaria de loba devoradora
sucumbió ligera en mis sentidos, algo me impulso al fondo de una ciénaga de luz
y mi corazón relumbrado tejió en las venas algo de su ventrículo, sangre
caliente, millones de palpitares por segundo irrumpieron el silencio y una
ignota soledad abrazó a cada caricia emergente, ella y yo, sumergidos en la
alocada precipitación de una pasión ensortijada, encumbrada a los embelesos más
puros, enterrada en los labios para quedarse, huyendo de las neblinas de un
pasado oscuro, hurgando en la tierra para pisar sensaciones y emociones más
seguras, ella y yo, como palomos en un nidal doble, ungidos con el aceite
fresco de un olivo anudado a remansos de plata, ella y yo, trémulos, besando la
noche apacible, abrazando los días más soleados, caminando sobre brisas
preñadas de anhelos, humectándonos en las olas salvajes en una playa de
sentimientos interminables, brillando como luceros en un nocturno solitario,
arrodillados ante el amor más potente que haya podido existir en estas tierras
de odio negro y salvaje.
Ella y yo, somos
fuerte, porque sobrevivimos en una ocasión donde todo fallece…
LA MIRO EN LA OSCURIDAD
AUN ESTANDO CIEGO
Eliad Jhosué Villarroel
>Hace tiempo mi corazón
de lobo triste nunca deje de pensarte, me incliné como sombra a los desaciertos
más profundos y tejí alrededor de mi dolor un onda expansiva de defensa orgánica,
defendí mis derechos a contra vivir sin tenerte, me amarré a mis
consideraciones más elementales y la tormenta a distancia se llevó mis harapos,
el aroma de tu cuerpo que había quedado impregnado en las manos lo arrancó hasta
su raíz, fue doloroso ver como quedé denudo como un Cristo Fué ante la gente, vieron mi cuerpo tambalearse
como una espiga de trigo hambrienta de lluvia, aruñado por la indiferencia,
mordido por el espíritu de una sobrealimentación de pareceres, fue mi necesidad gritar tu nombre, enterrar mis
uñas en una roca intentando desgarrar su piel endurecida por los siglos, mi
sangre desbordó botones de rosas rojas, y se desparramó por la textura escabrosa
lágrimas de hiel amarga, allí quedaron inhóspitos los sueños que hube un día de
arrodillarme a enterrar a falta de tus abrazos, de tus labios apretados, de tus
pasos de tacón y tu voz en aquel espacio que un día fue parte de nuestras
entregas libres como el viento.
Hoy a sabiendas de tu
ausencia, en mi interior derrotado, hojas secas son besadas por el viento,
rodando por el piso de una desgracia entumecida, cual llegó para quedarse, que levantó
indolora un acertijo fallido, cuanto te
miré en la oscuridad aun estando ciego para mirarte.
Un epitafio está
escrito en las paredes del viento y dice lo que aún no he podido ni siquiera
leerte
LOBO DEBILITADO HASTA
EL CANSANCIO
Eliad Jhosué Villarroel
Ayer en las praderas de
mi mente ensortijada por clamores, regresaron los recuerdos, retornaron como
hojas del otoño besadas por el viento, se asomaron febriles, anudadas a la
grácil paciencia de lo que bien se piensa para tenerlo siempre, fue memorable
asirme a su diestra cálida y enervante, una alternativa diluida entre abrazos
anidados en circunferencias, ungidos con aceite fresco de sus labios naturales,
me engrinché sereno, inútil ante el olvido, recordando como se recuerdan las
cosas del pasado, ingeniándome para habitar en su cerebro, soñando con
convertirme en su héroe favorito, habitando en un continente aislado de las
tinieblas de la sinrazón, lleno de motivos florales, untado con carne de una hembra
portadora de ponzoñas indoloras, ahíto de beber del veneno alucinante de su
amor primaveral, residente de sus recuerdos, queriendo donde más se puede
querer lo que se ama…
Hoy que han regresado
sus memorias más intensas me arrastro a sus pies aun estando distante,
intentando volver a decirle lo que siente este corazón, deseando ser lo que no es hasta caer derrotado
por el cansancio.
UN BUEN AMIGO LOBO
COMPRENDE
Eliad Jhosué Villarroel
Los lobos de verdad son
como un tren, llevan de todo, cuando se descarrilan y se van a la porra,
siempre tienen quien los levante del polvo, son buenos más que el pan y el oro.
Los lobos de verdad siempre cuando conversan miran De frente a los ojos, son
sensibles y lloran todo lo posible para consolar su alma buena, un lobo amigo
de verdad atesora buenos tesoros en el cielo, sus manos no golpean, acarician y
aprietan con suavidad consoladora, cuando llueve nunca se moja, siempre habrá
en su caminar un paragua que lo proteja y cuando el sol esté en su más alto esplendor
calorífico, tendrá en su camino un parasol sobre su cabeza. Un buen lobo amigo
nunca está solo y cuando el siente alguna soledad es para meditar a cuantos
tiene que ayudar.
A un buen lobo el silencio
no lo atormenta, en su lugar tendrá a alguien dispuesto a charlar a su lado y
cuando la tormenta se apoye en su corazón, nunca sufrirá de su turbulencia, el
amor de Dios le dará fuerza para soportar las más duras tragedias.
Un buen lobo amigo de
los amigos comprende…
UNA BUENA LOBA CAMINA
BAILANDO
Eliad Jhosué Villarroel
En mi vida de lobo, un día
de sol, babeando y devorando mis propias entrañas, me asombró contemplar con
deseos abrazadores a una distinguida y hermosa loba doncella, era una bella loba que caminaba bailando como
un centella, a su rítmico caminar movimientos sensuales agrega, sus glúteos
asombra verlos subir y bajar como un columpio de arena, sus caderas son como
montañas movidas por un sismo en cadena, al contonearse se arreminga hacia
adelante mostrando su bulto a ligeras, ¡ah! verla caminar es pura candela.
LOBA DEVORADORA DE MIS
DESEOS
Eliad Jhosué Villarroel
A esa loba que enamora
y devora mis pensares, cuando la veo me da hambre por donde quiera, apetito
voraz que enloquece y desespera, la sueño desde mi edad postrera, me hace temblar
los huesos así no quisiera, esa “loba geba” está que relincha como nueva
potrera, nunca ha sido mía ni en ocasión mera y deseo que en la entrante
primavera, esté calentando mi lecho, así nadie lo quiera.
LABERINTO DE AMOR LOBUNO
Cuando se ama en solitario es morir paulatino, es desgastar la razón,
es estar preso en la misma cabeza aullando con el corazón.
Hace tiempo la conocí, la vi crecer desde el botón más tierno hasta
enhebrase y abrirse como una flor silvestre.
Al paso de los días de ceniza, las pajarillas se vistieron con los
pétalos de las margaritas y dibujaron en la ausencia un ramo entramado de hojas
secas. Mientras las estaciones del año se arrinconaban con los años y las
primaveras gestaban a un invierno denso y borrascoso, mi ilusión aumentaba,
era agridulce como la pena de las tardes
melancólicas y siempre regresaban mientras la maleza crecía a mis pies y se
abotonaba en la sangre enloquecida,
anudando en las venas raíces de siempre viva.
Me atormentaba pensar que jamás sería mía, era el cielo mi único
escondite pintado de azul y con nubes grises, un espejo trazando emociones
sutiles, esperanzas amarillezcas con un sol de espalda a la luz del mediodía.
Me apenaba el dolor que sucumbía turbulento, eran aguas pesadas,
ensordecedoras, pero latían con fuero y resucitaban con blandura cuando la
tenía viviendo en la cabeza, me estaba envolviendo con una neblina densa cuya
en vez de alejarse con el viento descendía, se camuflaba despacio en las horas
tardías, haciendo cama y cobija entre la lentitud del dolor, de la ansiedad,
del amor que mi corazón rompía, eran miles de latigazos que desgarraban la
carne y hacían temblar los huesos.
Paulatinamente sentí desvanecerme en una locura no transitoria, solo
el ademan de una sonrisa efímera pintaba alguna plegaria y el paisaje antes de
verde se coloreaba con sus ojos negros, tan profundos, y llenos de vida,
vívidos como el matiz de mis anhelos, de los deseos que burbujeaban febriles en
los recuerdos, era ella o yo o mi única válvula de escape, era querer sin poder
tener lo que se quiere.
Después de habitar entre terminales de angustia los pensamientos se
convirtieron en cataratas, heridos de tanto querer se precipitaron a un
precipicio de consideraciones indiferentes, era ella o yo, una espada de plata se enterró un día
amargo en la medula, mi alma sangró y
miles de botones de lágrimas rojas invadieron un motivo, olvidarla en el
olvido.
Cuando Salí del laberinto de amor era un lobo libre, el tiempo era muy
valioso para querer perderle en la indiferencia de sus ojos negros.
ROCAS DE LOBOS EN LOS RIÑONES
Eliad Jhosué
Cada cálculo en un riñón es un algo imperdible, los médicos dicen que siempre
quedan imágenes espurreas o algún contacto adherido a los riñones, abrasando la
piel interna, besando constante sus paredes. Pero la cosa no queda entre besos,
contacto y abrazos, la caricia que suple a los que van saliendo es imborrable,
como la pienso.
¿Rocas en los riñones? Su abrazo mortal puede hacer casa en los
riñones o bajar a través del trato urinario, a veces se escapa sin aparente
sintomatología. Mi cabeza es un riñón que piensa, ella ha construido una casa
fortificada en mi cerebro, es un cálculo que se imagina.
Ah los cálculos pueden construir un castillo que se traban en uno de
los Uréter, también se almacenan sólidos en la vejiga o se aferran como ganchos
en la Uretra. Es allí donde comienza mi afán de tenerla, aferrada, es una roca
en mi destino.
El cuerpo humano es un generador eléctrico, también puede crear
piedras, es grandioso, una maravilla de la natura inesperada, inevitable. El
mundo del cuerpo humano puede generar cálculo de calcio, es la piedra más
común, la que se anida con comodidad hecha por la dieta diaria, compuesta por
el calcio que desecha los huesos y los músculos, pero culpa es de los benditos
riñones, se encargan de filtrar lo necesario y de agarrar lo que no pueden
pasar por las retículas de los tamices anudados como lombrices en serie.
Mi hermosa loba de noche es un cálculo en mi cerebro…
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