ESCENA XI
HÁBLAME! NO ME DEJES MORIR DE AMOR
Hoy después de tanto tiempo, mi amor,
te voy despertar para pedirte que me hables
¡Háblame! que ya no puedo oir tus palabras
¡Háblame! que me ahoga el ruido de tu silencio
la lluvia ácida sobre el sentir de mi cabeza
¡Háblame! mujer, grítame, despiértame
entrégame tu boca y sella mi grito con tu aliento
¡Háblame! mujer que te quiero mas que nadie
sujeta con fuerza mi cuerpo y anudalo al tuyo
entrégame el placer de sentir el calor que mata
¡Háblame! y sálvame de este océano figurativo
ven y seca mis lágrimas frias, corre, deprisa
entrégame el placer de sentir el calor que asfixia
la locura que enerva los nervios y los electriza
¡Háblame!, llámame, dime que me amas
¡Háblame! no me dejes yacer a la muerte
¡Háblame! y se ahora esa mujer que espero
Mi niña acércate sin miedos
que esta noche quiero dormir contigo
déjame conocer en el timbre de tu voz
el gemido ahogado del placer mas infinito
Ahora que conoces mi tímido secreto
¡Háblame! mujer
no me dejes morir entre el fuego que imagino.
ESCENA XII
EL MANANTIAL Y EL ESPEJO DE MI AMOR
Mi amor es sincero
limpio como agua de manantial en suspenso
llora sobre un espejo sin marcos
el espejo lo mira y sonríe
el manantial no se ve
fallece de nostalgias profundas.
El espejo le acaricia la barba de agua
el manantial se estremece
llora pesares
es su dolor
como aguijones rompiendo la dermis
es su manera adsurda
de trasmitir lo que solo el puede ver
es su manera de componer un deseo inmerso
su lámina transparente
es lluvia de cristal desflorada
el espejo sin cañuelas
es la lluvia de plata clonada
lo mira y le dice
no me ves ni yo te veo...
entonces
yo me veo entre el espejo y el manantial,
¡Mi amada mía, mi amor, mi vida!
esa metáfora de agua plateada
es una catarata fluyendo de mis ojos
Mi amor es así
no se ve...
porque yo soy el que lo siento.
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